Your browser (Internet Explorer 7 or lower) is out of date. It has known security flaws and may not display all features of this and other websites. Learn how to update your browser.

X

Navigate

ABANDONWARE: DUNE

Hoy estoy nostálgico y eso significa, en cuestión de juegos, echar la vista atrás y recordar juegos que supusieron, al menos para mí, un cambio importante. Este es el caso de Dune, de la editorial Virgin, inspirado en la novela homónima del escritor Frank Herbert. Un juego de estrategia en el que tú eres Paul Atreides, el hijo del duque Leto Atreides y de su concubina, la Bene Gesserit Jessica. 

El juego comienza cuando tu casa arriba en Arrakis, más conocido como Dune, el planeta desierto. No porque no haya vida en él, sino porque todo él es un inmenso desierto de arena, salvo en algunos lugares donde las montañas y rocas aún aguantan el envite de las tormentas del desierto. 

Tu padre, Leto, te ordena que tomes contacto con los nativos del planeta, los Fremen, un pueblo orgulloso que ha sufrido mucho a manos del mortal enemigo de tu familia, el Barón Vladimir Harkonnen, al que el emperador Shadam IV le ha quitado los derechos de explotación del planeta en favor de tu casa, la Casa Atreides. Aún así, el Barón, ante la pasividad del Emperador, sigue controlando el hemisferio norte del planeta, y no dudará en atacar a medida que avance el juego. Tu misión es convencer a los Fremen para que se unan a la Casa Atreides y expulsar al Barón... eso sí, no debes olvidarte de enviar cuando el Emperador te lo ordene, el cargamento de especia, la sustancia más preciada de todo el universo y que, curiosamente, sólo se produce en Arrakis. 

Tendrás que visitar sietch para captar a los Fremen y que trabajen para tí. Al principio sólo aceptarán trabajar en la minería de especia. Les tendrás que suministrar maquinaria: Cosechadoras y ornitópteros (aparatos aéreos que servirán para vigilar las cosechadoras e impedir que se las traguen los gusanos... sí, gusanos. 

Ciudad de los contrabandistas

Pero no cualquier tipo de gusanos, sino unas bestias que habitan el desierto y que pueden sobrepasar los 400 metros de longitud, por lo que una cosechadora es como una perita en dulce para ellos. Bueno, no es que se la coman, simplemente es que odian todo movimiento rítmico y las cosechadoras lo producen, por lo que en cuanto localizan una la destruyen entre sus fauces). Llegado el momento, además de encontrar alguna maquinaria en los sietch que vas descubriendo a lo largo y ancho del mapa, necesitarás comprar alguna en las ciudades de los contrabandistas, los cuales te ofrecen lo que tienen y, si tienes suerte con el regateo, a un buen precio. 

Conforme te vas haciendo con el control de la extracción de especia empiezan las hostilidades Harkonnen, por lo que necesitas que los Fremen no sólo cosechen, sino que luchen. Para ello debes encontrar a su líder, Stilgar. Con él y Gurney Halleck comenzará el adiestramiento de tropas, las cuales deberás armar con crys (cuchillos sagrados Fremen, fabricados a partir de los dientes de los gusanos de arena), pistolas láser, resonadores fantásticos (armas muy destructivas que se activan con la voz) y, finalmente, armas atómicas (estas últimas sólo las conseguirás conquistando territorio Harkonnen.

Pero sólo con soldados no podrás vencer a los Harkonnen, necesitas algo que hará cambiar la faz del planeta y para ello deberás contar con el líder espiritual Fremen, y Planetólogo Imperial, Liet Kynes. Con sus conocimiento y grupos de fervorosos Fremen, podrás ir transformando el planeta en un lugar con vegetación. Eso sí, tendrás que tener cuidado con el agua, el bien más preciado por los Fremen, ya que si no, se secarán los pozos subterráneos de almacenaje y no podrán cultivar nada hasta que se vaya recolectando el agua lentamente. 

Aún así, vencer a los Harkonnen depende de la motivación de los Fremen, los cuales piensan, no sin razón, que eres un tipo especial, ya que según sus profecías, te convertirás en el Kwisatz Haderach y adquirirás unos poderes divinos (en el juego, básicamente, recibir noticias en forma de visiones, y poder hablar telepáticamente con los Fremen, en principio de los sietch más cercanos y finalmente de todo el planeta).

 

 

En este mapa veréis localizados todos los sietch, los poblados y los dos castillos, el de la casa Atreides, de rojo, y el de la casa Harkonnen, de azul. Durante el juego, para mostrar todo el mapa tuve que conquistar prácticamente todos los territorios, por lo que la mayor parte de los territorios Harkonnen los Fremen los habían transformado en sietchs. Para que os hagáis una idea, he puesto una leyenda con cada una de las zonas de población Fremen. 

 

Un juego con un nivel relativamente fácil pero adictivo. Un gran juego para su época (1993) en el que podrás hablar con los personajes principales del libro de Frank Herbert, así como con fremens, harkonnen o contrabandistas; volar y pilotar el ornitóptero; montar en el gran Shaidhulud; mandar a tus tropas Fremen especializarse en minería, entrenamiento militar, acciones de espionaje, atacar fuertes enemigos, ir a buscar material o trabajar en ecología...

Eso sí, como dije antes, es un juego de 1993 por lo que no está a la venta y no se espera que se reedite (cosa que estaría genial, o mejor una actualización en la que puedas interactuar mucho más).  

 

Finalmente, si quieres ver el final del juego (en inglés), aquí tienes un vídeo de 9 minutos.