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Borwin MithrilHammer (1ª parte)

Borwin nació en una aldea de la frontera. Un día la aldea sufrió un ataque drow y toda su familia fue asesinada. Uno de los Drow se lo llevó en lo que pudiera parecer un acto misericorde para el resto de sus compañeros, pero nada más lejos de la realidad. Como era un niño de apenas 4 años, servía muy bien para sus objetivos. El niño estuvo de trabajos forzados en una mina secreta del clan drow de adamantita, con la que dicho clan conseguía ingresos superiores e iba escalando en el escalafón de la sociedad drow, entrando por fin dentro de las 10 Casas más influyentes.

Como era muy pequeño cabía por los túneles que habían hecho y, al principio, hacía las veces de porteador de metal, pero más adelante, cuando ya cumplío los 6 años empezó a extraer metal. Sus momentos más felices eran siempre en la mina puesto que los drow le desagradaban y los niños drow, siempre que podían, le torturaban, bien quitándole la comida, despertándolo, pellizcándolo, e incluso haciéndole cortes en la piel, nunca profundos pues no querían que su padre les castigara por herir a un objeto tan valioso... todavía.
En esos años aprendió la lengua Drow a su pesar. Pero contando con 8 años ya estaba empezando a costarle entrar en la mina y sabía que cuando no pudiera sería objeto de esos dos pequeños bastardos. Lo sabía desde los 6 años, por lo que empezó a excavar buscando algunas grietas que le llevaran a una salida que le permitiera escapar. Un día descubrió una grieta que horadó hasta hacerla tan grande como para pasar, y vio lo que pensaba que era un sueño... una posible fuga. El tema es que tenía miedo y no se atrevió a salir por miedo a que le persiguieran por lo que volvió a la Mansión Drow. Al volver antes de lo previsto escuchó una conversación que le dejó helado. El padre de los dos pequeñajos drow les dijo que en un mes Borwin sería suyo, que había encontrado otro nuevo niño menor que él que le supliría, pero que en principio necesitaba a Borwin para que enseñara al nuevo "discípulo". Ese mismo día le presentaron a su sustituto, Nam, y supo desde ese momento que tenía que huir, y lo peor de todo, que no podría hacerlo sin Nam.
Como la comida que les daban era escasa hizo de tripas corazón y comió un poco menos esos días guardando así, poco a poco reservas para la huida. Además, cogió una cuerda y algún alimento más que pudo pillar. No había problemas por que estuvieran en la cueva ya que, para encontrar la diamantina el drow le imbuía en un hechizo que duraba todo el día y que le permitía ver en la oscuridad.
Una mañana a primera hora escaparon sin más, y se movieron por el submundo. Al cabo de unas horas Borwin se percató de que le seguían el rastro ya que los drow sabían que sería una caza sencilla y querían meterles miedo a los dos, por lo que apremió al pequeño Nam. Finalmente, llegaron a un punto en el que no había más salida que escalar, por lo que ató a la cintura de Nam la cuerda y fue subiendo y tirando de ella. Llegó a la cima y cuando se disponía a dar el último tirón de la cuerda, uno de los drow con un tiro certero le cortó la cuerda y el pequeño Nam calló en brazos de otro de los drow. Borwin sacó el cuchillo y se dispuso a saltar a una muerte segura cuando una mano fuerte y cálida le frenó el salto y le dejó en tierra. De pronto, alrededor de los drow se levantaron rocas que fueron adquiriendo forma humanoide. Borwin giró la cabeza y vio a un hombre, no más alto que él y más grueso, cubierto de una armadura completa que sólo le dejaba ver unos ojos duros pero amables y una espesa barba. Detrás, dos más con armaduras igual de pesadas y otro sin armadura que movía los labios mientras mantenía los ojos cerrados. Al poco de posar Borwin la mirada en él abrió los ojos mirándolo fijamente. Entonces, sin mediar señal alguna los tres enanos con armadura saltaron en medio de los Drow. Luego sabría Borwin que no eran humanos, sino enanos y que el enano que no llevaba armadura había lanzado un hechizo para que cuando saltaran no se hicieran daño sino que cayeran bien.
Borwin no podía parar de mirar maravillado cómo esos tres tipos se enfrentaban sin temor alguno a esos demonios de la oscuridad y, más aún, cómo les vencieron con relativa facilidad, especialmente aquel que le había impedido saltar. Fue una escabechina, puesto que los golem les impidieron retirarse, dejando sólo la opción de luchar, que ya sabían perdida de antemano. El último de los drow en pie era uno de los hermanos que tenía puesto un cuchillo en el cuello del pequeño Nam. Se dirigió a los enanos en su propia lengua Drow:
- Resultaría cómico en otra circunstancia ver que la Escoria Enana tiene Paladines en sus filas, pero mira por donde hoy es un lujo para mí. Juradme que me dejaréis salir con vida de aquí y yo no le quitaré la vida a este niñito desvalido.
Después de un corto silencio que a Borwin se le hizo eterno dijo:
- Suelta al niño humano y te dejaremos ir.