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Leyenda del ajedrez

[[{"type":"media","view_mode":"media_large","fid":"405","attributes":{"alt":"","class":"media-image alignright size-full wp-image-4816","height":"273","title":"pintura_medieval_ajedrez","typeof":"foaf:Image","width":"200"}}]]No se sabe a ciencia cierta cual es su origen. Se discute incluso si es de origen hindú o griego. Posiblemente fuera una fusión del juego hindú "Chaturanga" y el griego "Petteia". Ambos juegos existen desde la antigüedad, sin embargo, las primeras dataciones del juego actual son de ca. 500d.C.

 Hay muchas leyendas sobre su origen, e incluso variantes con los mismos personajes. Hoy pondré una de ellas en la que dice que el brahmán (o sacerdote hindú) Lahur Sessa fue el inventor de este juego.

 En el norte de la India, en la provincia de Taligana, gobernaba un magnánimo rey llamado Iadava. Cierto día las huestes de Varangul invadieron el reino, por lo que hubo una cruenta batalla. Iadava, excelente estratega, derrotó a su enemigo en los campos de Dacsina... aunque a un precio muy elevado, ya que perdió a su único hijo, el príncipe Adjamir.

 Este incidente lo abatió profundamente y se convirtió en un rey deprimido reproduciendo en una gran caja de arena la batalla y planteando diversas alternativas con el fin de encontrar alguna que le hubiera evitado dicha pérdida.

 Los bhrama o sacerdotes hindúes elevaban sus plegarias y de todas partes llegaban obsequios y diversiones para tratar de sacar al rey de su aflicción. Todo era en vano. El rey dejó de gobernar, centrado en los planteamientos de esa batalla.

 Tiempo después llegó a Palacio un joven solicitando audiencia ante el rey. Cuando le preguntaron quién era y qué quería se presentó como el bhrama Lahur Sissa, quien había viajado durante treinta días desde su aldea (Namir), para entregarle a Su Magestad un humilde obsequio que lo sacara de su tristeza, le brindara distracción y le abriera la mente y el corazón a grandes alegrías.

 El rey Iadava, al enterarse, lo hizo llamar y Sissa le presentó un tablero dividido en 64 casillas que alternaban colores y sobre éste colocó dos colecciones de diferentes piezas. Sissa enseñó pacientemente al rey, los ministros y los cortesanos de la Corte el objetivo del juego y las reglas fundamentales:

 - Cada uno de los jugadores dispone de ocho piezas llamadas "peones". Representan la infantería que avanza sobre el enemigo para dispersarlo. Secundando la acción de los peones vienen los "Elefantes de guerra" (las torres), representados por piezas mayores y más poderosas; la "Caballería", indispensable en el combate, aparece igualmente en el juego, simbolizada por dos piezas que pueden saltar como dos corceles sobre las otras, y para intensificar el ataque se incluyen -representando a los guerreros nobles y de prestigio-los dos "Visires" (alfiles) del Rey. Otra pieza dotada de amplios movimientos, más eficiente y poderosa que las demás, representará el espíritu patriótico del pueblo y será llamada el "príncipe" (la dama). Completa la colección una pieza que aislada poco vale, pero que amparada por las otras se torna muy fuerte: "el Rey".

 En pocas horas el soberano comenzó a jugar fascinado por el nuevo pasatiempo, consiguiendo derrotar a varios miembros de su Corte en partidas que se desenvolvían impecablemente sobre el tablero.

 En determinado momento el rey jugó contra Sissa y, de pronto se dió cuenta, por la posición de las piezas y las combinaciones resultantes de diversos lances, que la partida parecía reproducir exactamente la batalla de Dacsina. Entonces, intentó salvar al príncipe y perdió la partida. Cuando, entristecido, se lo comentó a Sissa, éste le respondió:

 - Piensa que si hubieras optado por el triunfo, tendrías que haber sacrificado al príncipe, pero que, con tu afán de protegerlo, has perdido la batalla, y por ende, todas las piezas del juego, incluído el príncipe que tan afanosamente intentabas proteger.

 El rey guardó silencio. Cuando habló, sus ojos brillaron por vez primera y dijo:

- Te doy las gracias, joven Sissa, pues gracias a ti me he dado cuenta de que, si bien el perder a mi hijo es algo terrible, hubiera sido una fatalidad que, por salvarlo, hubiera condenado a mi pueblo a la masacre y el saqueo. Quiero recompensarte por este magnífico obsequio, pídeme lo que quieras.

 A lo que Sissa respondió con humildad:

- Mi mayor premio es haber recobrado la felicidad de Vuestra Majestad.

 - Me asombra y agrada tu humildad y la gran devoción que sientes por mi persona, pero por esa misma devoción te digo que pidas una recompensa tan valiosa como el regalo que me has dado.

 [[{"type":"media","view_mode":"media_large","fid":"406","attributes":{"alt":"","class":"media-image alignright size-full wp-image-4817","height":"415","title":"granos de cereal","typeof":"foaf:Image","width":"317"}}]]- Aprecio vuestra generosidad, Majestad, y como obediente súbdito me veo en la obligación de escoger; pero no deseo joyas, ni tierras, ni palacios. Deseo que me recompenses con granos de trigo, los cuales deberán ser colocados en el tablero de la siguiente forma: un grano por la primera casilla, dos para la segunda, cuatro para la tercera... y así, doblando siempre en la nueva casilla lo obtenido en la casilla anterior.

 El rey Iadava rió al oir una petición tan humilde. ¡No quería siquiera sacos de trigo, sino granos! y accedió a que le dieran lo solicitado. Los matemáticos del reino necesitaron un tiempo para saber la cantidad que se estaba pidiendo y... cuando la supieron, fueron rápidamente a avisar al rey, no sin cierto nerviosismo, de que era imposible cumplir con tal petición. Necesitarían:

 18.446.744.073.709.551.615 granos de trigo!!

 Concluyeron los algebristas y geómetras más sabios, que la cantidad de trigo que debía entregarse a Lahur Sissa equivaldría a una montaña que teniendo como base la ciudad de Taligana, fuese 100 veces más alta que el Himalaya. La India entera, sembrados todos sus campos y destruídas todas sus ciudades, no bastaría para producir durante siglos la cantidad de granos calculada.

 El Rey y su Corte quedaron estupefactos ante los cálculos estimados. Por primera vez el Soberano de Taligana se veía en la imposibilidad de cumplir una promesa. Acto seguido, Sissa renunció públicamente a su pedido y llamó la atención del Monarca con estas palabras:

 - Los hombres más precavidos eluden, no sólo la apariencia engañosa de los números, sino también la falsa modestia de los ambiciosos (...). Infeliz de aquel que toma sobre sus hombros los compromisos de honor por una deuda cuya magnitud no puede valorar por sus propios medios. Más previsor es el que mucho pondera y poco promete.

 Estas inesperadas y sabias palabras quedaron profundamente grabadas en el espíritu del Rey. Olvidando la montaña de trigo que, sin querer, prometiera al joven brahmán, lo nombró su Primer Ministro. Cuenta la leyenda que Sissa orientó a su Rey con sabios y prudentes consejos y, distrayéndolo con ingeniosas partidas de ajedrez, prestó los más grandes servicios a su pueblo.

__________

nota 1: Se sabe que una libra de trigo, de tamaño medio, contiene 12.800 granos aproximadamente.

18.446.744.073.709.551.615 granos de trigo equivalen a 1.440.000.000.000.000 libras de trigo (=662.400.000.002,52 toneladas)

 Para que nos hagamos una idea:

" Producción mundial de trigo 2008/09

En el mes de Abril, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos estimó la producción mundial de trigo 2008/09 en 682.050.000 toneladas"

 O sea, que con las producciones actuales tardaríamos unos 972 años en cumplir el pago. ¿interesante, no?